Saber la teoría ayuda a ser consciente del marco donde se toman las decisiones, entender la lógica de juego. Pero solo en la práctica, se dimensionan las implicaciones. El segundo año de Estudio Corp-Levadura agencia, fue la prueba de que teoría y práctica, a veces son parientes lejanas.
Después de ese primer año de experiencia con la agencia de publicidad, me enfoqué en conseguir clientes, como el huevo y la gallina, cuando ya tenía buena cantidad de trabajo, empezó a ser complicado gestionar los proyectos, cumplir las expectativas y administrar el negocio. ¿Quién dijo que era fácil ganarse el dinero? Me recordaba a mi misma, mientras mi voz interior me decía que debía afrontar la tarea de forma menos burda y sin fuerza bruta.
Para mí, cada día era una hazaña. Me conté tantos cuentos sobre el heroísmo de tener una empresa, las personas de negocios, exageraciones para alimentar al ego, porque la agencia solo era yo. Envuelta en esta vorágine, cometí errores enormes, postergué tareas importantes como cumplir las obligaciones del negocio con el fisco, decisiones que le cobraron factura al cabo del tiempo. Otra falle fue pensar que liderar, era decirle a las personas qué y cómo hacer las cosas, mi primer colaboradora fue una practicante de diseño gráfico, ella me ayudó a encontrarme con mi primer experiencia al mando. Duró poco pero fue nutrido. En resumen, estaba pasando el tiempo sin un plan, ni estrategia digital.
A pesar de estos pasajes, Levadura agencia tuvo su segundo año con fluidez. Mañana les contaré como fue el 2009, ese sí que tuvo sus grandes retos – como todos los años…