Estar a la cabeza de un equipo creativo implica meticulosidad, así como el uso de intuición. Además, requiere un ejercicio de autoconocimiento intenso, con la intención de aceptar estilos de liderazgo tóxicos.
En alguna ocasión una persona me compartía sus frustraciones por no obtener de su equipo habilidades, que él consideraba indispensables, como deducción y análisis. Este colega coordina un equipo de más de 50 personas. Empecé a analizar su caso, para ayudarle a entender su problema, el primer asunto que trabajamos fue su inseguridad. La realidad es que su estilo autocrático, centrado en el miedo, estaba coartando las habilidades creativas de toda la organización.
Ese hombre sufrió al reconocer que sus métodos de liderazgo son obsoletos, además de vacíos al no aportar valor a la organización que dirige. Cuando se tiene autoridad, es para utilizarse en desarrollar primero, confianza, para lo cual quedan excluidas todas las muestras viscerales de presión. Después ahondar en cada persona y su motivación. Por último, tener un equipo participativo forma parte de un programa que debe practicarse a diario, implica una organización que opere con orden y coordinación.
¿Se puede? Claro que se puede, los beneficios son enormes, sobre todo el poder llevar un grupo enfocado en resultados que aporte innovación a la empresa.
